Daniel Sirnio, el hombre que esta tarde asesinó a Víctor Barraza, jefe de la división Delitos contra las Personas, y Manuel "Lalo" Uro, prosecretario de la Fiscalía II, tenía una causa por violación.
En agosto, una mujer fue hasta Crisóstomo Álvarez al 2.400, donde vivía Sirnio, respondiendo a un aviso clasificado que pedía empleada doméstica. Desde las 13.30 y hasta las 22.30, el dueño de la casa la mantuvo cautiva, la golpeó constantemente, la amenazó con armas de fuego y la violó durante horas.
Según indicó la víctima a LA GACETA, la casa del agresor semejaba un santuario: tenía dos estatuas grandes de la virgen del Valle, una de la virgen del Rosario, un Cristo enorme; y un rosario y otro Cristo en el dormitorio. “Me agarró de los pelos; me llevó hasta un Cristo y me obligó a golpes a que jure, con la mano sobre la cabeza de la imagen, que iba a ser de él y de nadie más. Me gritó que yo estaba acostumbrada a comer mierda, y que ahora con él comería jamón crudo”, relató.
A partir de allí, su relato se vuelve todavía más escalofriante: "de los pelos me llevó a su pieza, me tiró en la cama y me sacó toda la ropa, y empezó a violarme. La violación habrá durado entre dos horas y media y tres. En un momento, sin dejar de violarme, abrió los brazos y rezó una oración a Cristo", contó. Finalmente, la dejó ir. "Me llevó de los pelos y tapándome la boca con la mano hacia la puerta. Cuando salgo, me amenaza que no diga nada; que él me iba a hacer mierda, que iba a poner droga en mi casa para que me abran una causa federal; que tiene contactos con policías, con jueces y que yo no era nadie".
En agosto, una mujer fue hasta Crisóstomo Álvarez al 2.400, donde vivía Sirnio, respondiendo a un aviso clasificado que pedía empleada doméstica. Desde las 13.30 y hasta las 22.30, el dueño de la casa la mantuvo cautiva, la golpeó constantemente, la amenazó con armas de fuego y la violó durante horas.
Según indicó la víctima a LA GACETA, la casa del agresor semejaba un santuario: tenía dos estatuas grandes de la virgen del Valle, una de la virgen del Rosario, un Cristo enorme; y un rosario y otro Cristo en el dormitorio. “Me agarró de los pelos; me llevó hasta un Cristo y me obligó a golpes a que jure, con la mano sobre la cabeza de la imagen, que iba a ser de él y de nadie más. Me gritó que yo estaba acostumbrada a comer mierda, y que ahora con él comería jamón crudo”, relató.
A partir de allí, su relato se vuelve todavía más escalofriante: "de los pelos me llevó a su pieza, me tiró en la cama y me sacó toda la ropa, y empezó a violarme. La violación habrá durado entre dos horas y media y tres. En un momento, sin dejar de violarme, abrió los brazos y rezó una oración a Cristo", contó. Finalmente, la dejó ir. "Me llevó de los pelos y tapándome la boca con la mano hacia la puerta. Cuando salgo, me amenaza que no diga nada; que él me iba a hacer mierda, que iba a poner droga en mi casa para que me abran una causa federal; que tiene contactos con policías, con jueces y que yo no era nadie".
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